Perros de Sánchez y Cuántas veces te lo tengo que decir, qué te vayas para atrás

Como ya saben los pocos y fieles seguidores de
este blog vivo en Estados Unidos, concretamente
en las cercanías de Houston. Estoy acostumbrado al imperio de la ley, al cual están sujetos también, por supuesto, los policías. Parece que a diferencia de España, donde los policías no están sujetos a la ley, sino que, al menos en determinadas circusntancias, son la ley.

Lo anterior viene a cuento de dos hechos que me han llamado la ateción. El primero es un hecho donde todo apunta a que un joven gritas a los policías "perros de Sánchez" y se salva de una auténtica paliza porque había testigos grabando; en Estados Unidos hubiera sido detenido, sin golpearle, y puesto a disposición judicial a la mañana siguiente. El segundo es el de una periodista a la que, por el solo hecho de estar grabando una actuación policial, un policía se dirige a ella gritándole "¡Cuántas veces te lo tengo que decir, qué te vayas para atrás!"; en Estados Unidos cualquier persona que se esté comportando pacíficamente, periodista o no, tiene todo el derecho de moverse libremente por cualquier zona que no esté marcada con las famosas cintas plásticas amarrillas.

Los dos hechos mencionados marcan la misma actitud, la de la chularía de unos personajes que se saben en posesión del monopolio de la violencia y que, salvo que comentan alguna extrema barbaridad, no están sujetos a la ley, todo ello agravado porque son perfectamente conocedores de que los manifestantes son de derechas y los gobernantes contra los que se manifiestan, a los que sirven los policías, son de izquierdas; eso produce, sin duda, una sensación de impunidad en los de las porras. Es más, en el segundo caso se puede ver una actitud claramente machista por parte del polícia, sabedor de que es un hombre y armado, sobre la periodista, a la que se puede ver que considera una mujer y débil.

En realidad estos polícias no pasan de ser unos personajes caricaturescos, violentos sin duda, pero unos pobres hombres, ciertamente frustrados, perros de presa a las órdenes del amo de turno.