La política española vive tiempos muy líquidos, llenos de giros lingüísticos, de medias verdades y de mentiras completas. Nada es verdad ni es mentira, sino que todo depende
del cristal con el que se mira, dice el refrán. Unas palabras que tal vez Pedro Sánchez tenga enmarcadas en su mesa de trabajo. Pero la realidad no es así. Hay cosas que son verdad, que son hechos incuestionables. Y a partir de ahí se pueden forjar las opiniones que cada uno quiera. Pero los hechos son los hechos.
Es un hecho que Pedro Sánchez ha gobernado y lo seguirá haciendo en coalición con el Partido Comunista de España y partidos de la misma ideología (Podemos), que defienden ideas completamente extremistas en política y en economía. Es un hecho que Pedro Sánchez ha llegado a un acuerdo con un partido, el PNV, que defiende el soberanismo para el País Vasco y que quiere que las leyes vascas estén por encima de las leyes españolas. Es un hecho que Pedro Sánchez ha pactado con un partido, Bildu, que es dirigido por un terrorista, que tiene a terroristas en sus filas, que continuamente presenta a terroristas en sus listas electorales, que nunca ha condenado el terrorismo de ETA y que una de sus señas de identidad presentes es la defensa de los etarras encarcelados. Es un hecho que Pedro Sánchez ha firmado un convenio con un partido, ERC, cuyo dirigente fue juzgado, condenado y encarcelado por delitos de sedición y malversación, los cuales cometió en un intento de que su comunidad autónoma se independizase de España por medios totalmente ilegales. Es un hecho que Pedro Sánchez ha establecido un pacto con un partido, Junts, que está dirigido por alguien que cometió los mismos hechos que el anteriormente mencionado, pero por los cuales no pudo ser jugado, ya que huyó de España para no tener que rendir cuentas por esos actos y actualmente se encuentra en situación de prófugo de la Justicia.
Lo anterior, todo lo anterior, no son opiniones. Son hechos. Y a partir de esos hechos cada cual es muy libre de tener la opinión que le parezca y defenderla. Pero esas opiniones nunca pueden disfrazar la realidad, los hechos sobre los que se sustentan. Si alguien quiere defender que pactar con comunistas, soberanistas, terroristas, sediciosos y prófugos es correcto, que lo haga. Pero que lo defienda claramente, sin ocultar la realidad.
Y, por cierto, dejando claro que ninguno de esos comunistas, soberanistas, terroristas, sediciosos y prófugos se ha arrepentido de sus hechos, sino que afirman que actuaron y actúan correctamente, y que si se dan las circunstancias favorables volverán a comportarse de la misma forma.
Vamos a llamar a las cosas por su nombre, para que quede claro con quien se pacta.
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