Últimamente está de moda admirar a los osados socialistas de la época de Felipe González y Alfonso Guerra que valientemente se oponen a los desmanes de Pedro Sánchez. El último de aquellos a los que hay que levantar una estatua es Javier Sáenz de Cosculluela, exministro felipista, quien, tras enviar una durísima carta a Pedro Sánchez, se ha dado de baja del partido.
Venga ya. No me toquen las narices, por favor. Eso puede tener algún valor para ser utilizado desde posiciones derechistas y liberales contra Pedro Sánchez. Y nada más. Porque la realidad es que al PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra le acompañaron los escándalos desde el minuto uno en que empezó a gobernar. ¿Y qué dijo, por ejemplo, Cosculluela sobre la expropiación de RUMASA, el terrorismo creado desde el Gobierno de los GAL y la corrupción socialista que campaba por todos lados en aquella época? ¿Criticó algo de ello en aquel entonces? No, claro, porque por aquellos tiempos podía ocupar carguito. Como los que callan ahora. Pero como ahora ya no hay sillón, por eso aparece la crítica. Una caterva de paniaguados todos, los de entonces y los de ahora.
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