El pasado 15 de mayo el Presidente de Estados Unidos, George Bush, pronunció un importante discurso a la Nación sobre la reforma inmigratoria.
Los cinco puntos básicos de dicha reforma son los siguientes:
1. Estados Unidos debe proteger sus fronteras. Lo que quiere decir, evidentemente, que debe protegerlas "más aún", y por supuesto se refiere a la frontera sur, con México, que es por donde entran mayormente los indocumentados.
2. Estados Unidos debe crear un programa de trabajadores temporales, que vengan desde sus países de origen, trabajen en Estados Unidos, y después regresen a sus países.
3. Bush defendió apretar las clavijas a las empresas que contraten indocumentados. Para ello quiere también dotarlas de mejores sistemas de control, para detectar la falsificación de documentos. En cualquier caso de lo que se trata es de dejar a dichas empresas sin excusa cuando se les encuentren trabajadores sin sus documentos en regla.
4. Crear un plan para legalizar a los trabajadores sin documentos en regla que lleven un tiempo determinado en el país, que no tengan cargos criminales, y que hayan pagado sus impuestos.
5. Potenciar el idioma inglés. Ello implicaría endurecer las condiciones del conocimiento de dicho idioma para los que quieren legalizar sus estancia en el país.
Básicamente estoy de acuerdo con lo expuesto por Bush. Creo que sus propuestas son muy sensatas y equilibradas, lejos de, por un lado, la amnistía defendida por determinados grupos de inmigrantes, y también lejos, por el otro lado, de las propuestas de criminalización y expulsión masivas defendidas por los sectores más radicales del Partido Republicano.
Y aprovecho este texto para hacer dos anotaciones más.
La primera es que cuando se convocó la jornada de protesta de los hispanos para el pasado 1 de mayo muchos fueron los que dijeron que ello sería contraproducente, porque daría una imagen negativa de los mismos y pondría contra los hispanos a los poderes públicos. Se equivocaron completamente.
Estas son las palabras del Presidente sobre esa jornada de protesta:
"El tema de la inmigración suscita emociones intensas, y en semanas recientes, los estadounidenses han presenciado el despliegue de esas emociones. En las calles de las ciudades principales, las muchedumbres se han manifestado a favor de aquellos que están en nuestro país ilegalmente."
Creo que está claro que dichas manifestaciones influyeron positivamente en el mismo Presidente de Estados Unidos para buscar una solución favorable a los inmigrantes.
En segundo lugar, cuando el 17 de mayo escribí un texto titulado ¿Es la solución que Estados Unidos criminalice a 12 millones de hispanos indocumentados?, el comentarista jmaria me decía:
"Te has creido la trola de que hacen los trabajos que los norteamericanos no quieren hacer, y eso es incorrecto, al menos en su totalidad."
Pues, además de que llevo algunos años viviendo en este país, y la mayoría de ellos tratando directamente con hispanos indocumentados, lo que hace que conozca el tema de primera mano, el mismo Bush tiene la misma opinión que yo. Y es que, hablando de la creación de un programa de trabajadores temporales, el Presidente dijo:
"Este programa pondría a trabajadores extranjeros dispuestos (a trabajar) en contacto con empleadores estadounidenses dispuestos (a emplearlos) para los trabajos que los estadounidenses no están realizando."
Y es que es conocido de sobra que los trabajos peor pagados, que son a la vez los más duros, no quieren ser realizados por los estadounidenses, que, debido a la fuerte economía americana, tienen acceso a trabajos mejor remunerados y en mejores condiciones. Por eso, ante la dureza que se avecina en matería de inmigración ilegal, Estados Unidos tendrá que crear una vía para que lleguen trabajadores extranjeros legalmente.
Por otra parte, el programa aprobado por el Senado el mes pasado sigue las directrices mencionadas por el Presidente. Ahora lo que hace falta es que de la negociación entre Senado y Cámara de Representantes salga un acuerdo que deje al lado el criminalizador acuerdo de la Cámara, para dar luz verde a lo aprobado por los senadores.
Como casi siempre, lo mejor es huir de los extremismos. Y en ese sentido cabe agradecer el discurso de Bush y la decisión del Senado.
Otra excusa más para la expansión del Estado a costa de la libertad. Harán falta más impuestos, más funcionarios y más leyes restrictivas para regular e intervenir en el mercado del trabajo.
ResponderEliminar¿No se dan cuenta de que el Estado es el problema, también en el caso de la inmigración ilegal?
Tersites.