Acabo de entrar a El Mundo, a ojear las noticias, y me encuentro de cara con ésta: Puigdemont, en prisión tras ser detenido por la Policía alemana cuando se dirigía a Bélgica. Y, de verdad, no he podido evitar una carcajada al leer el titular.
Dice el dicho que si algo puede salir mal, saldrá mal. Y puede aplicarse pefectamente al susodicho. Porque leo también esto otro: Alemania, el peor país para Puigdemont: cadena perpetua para la alta traición.
En vez de quedarse quietecito en Bélgica se las dio de sobrao en plan chulo. Pues se acabó la chulería. En no mucho tiempo estará ante el juez Llanera y poco después en una cárcel española en prisión provisional comunicada y sin fianza. Para este viaje, serñor Puigdemont, no hacían falta alforjas. Y lo dicho: ja, ja, ja.
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