¿Y por qué narices las feministas callan ahora?

Hace un par de semanas (creo) el feministo mayor del reino (con permiso de Pablo Iglesias, machista y feministo a la vez), Pedro Sánchez, arremetió sin misericordia contra la prisión permanente revisable. Y las feministas callaron. Y no entiendo yo ese silencio porque, ante tanto activismo feminista, antimachista, contra la llamada violencia de género y demás, uno, o sea yo, en su simpleza hubiera esperado que salieran a la calle a pedir que los asesinos con el agravante de violencia de género se pasaran sus miserables vidas en prisión. Digo yo.

Pero no. Callan. Y es que en este punto su lucha contra la violencia machista choca frontalmente contra su buenista punto de vista de los delincuentes. Nos hablarán, supongo, de medidas para que estos asesinatos machistas no sucedan, en el ámbito de la educación y demás. Pero callarán ante lo más evidente, el castigo, para disuadir al menos a algunos que se lo venían pensando, pero sobre todo para que ese sujeto no pueda volver a reincidir. Y callarán porque no querrán reconocer que cuando tienen que elegir entre dos filosofías opuestas, la defensa radical de la mujer y el buenismo hacia los asesinos, se quedan con la segunda.