Putin intenta asesinar a un exespía ruso en Reino Unido y Theresa May no se achica

He estado siguiendo muy de cerca todo lo relacionado con el intento de asesinato del exespía ruso Sergei Skripal, de 66 años, en suelo británico, el cual, de rebote, afectó también a su hija, de 33 años (ambos en la foto), así como al primer policía que intentó ayudarles cuando encontró a ambos desmayados en un parque; todos ellos fueron hospitalizados, debatiéndose Skripal y su hija entre la vida y la muerte, mientras que el policía está grave.

Desde el principio todo apestaba, como en el caso del igualmente exespía ruso Alexander Litvinenko (asesinado con polonio), a una intervención de los servicios secretos rusos (ordenada evidentemente por el presidente de dicho país, Vladimir Putin), que en esta ocasión utilizaron gas sarim o algo parecido.

Aunque la cosa estaba clara desde el comienzo he esperado a escribir sobre el tema a que el asunto se aclarase (valga la redundancia) aún más. Y ello ourrió ayer, cuando la Primera Ministra de Reino Unido, Theresa May, tomó la decisión de expulsar a 23 diplomáticos rusos como respuesta a la gravísima interferencia del Gobierno de Rusia en suelo del Reino Unido. Esta será la crisis diplomática más grave entre ambos países desde la caída del régimen soviético. Y es que está claro que los británicos no se achican cuando un gobierno extranjero les toca las narices (¿recuerdan las Islas Malvinas?, pues eso). Así que puede ser que esto no haya hecho nada más que empezar. Vamos a ver como evoluciona (o degenenera) lo cosa.