Puigdemont y su séquito están demandando a Llarena en Bélgica por decir, ojo al dato, en Oviedo que, ojo al dato de nuevo, "en España no hay presos políticos". Y el Gobierno de España se niega a defender a Llarena (cuando, dicho sea de paso, lo que debería estar haciendo es montar un conflicto diplomático de narices con Bélgica).
¿Hasta dónde va a llegar Sánchez con sus cesiones ante los separatistas catalanes? ¿Hasta, como ya dije, convertir a España en el hazmerreír de Europa? Lo dicho, alucinante.
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