Decía Miguel Iceta el 9 de mayo de 2016 en un mitin para las elecciones catalanas, con una gran bandera española a sus espaldas, que la bandera española «también es nuestra». No lo dudo. Pero debe ser para usarla o dejarla de usar a su conveniencia. Porque siete años después el recién nombrado alcalde de Barcelona, del mismo partido que el señor Iceta, opta por incumplir la ley y no poner la enseña nacional en su despacho oficial.
¿Y Pedro Sánchez? Bien, gracias. Porque pasó de usar la bandera a pactar con secesionistas y filoterroristas. Ya saben, no fueron mentiras, sino cambios de opinión. Así que lo del alcalde barcelonés de su partido no pasará de ser para él una mera anécdota.
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