Nunca pensé que tendría que escribir un texto como éste. Pensaba yo hasta hace poco que el liberalismo, en todas sus vertientes, defendía la libertad individual por encima de todo, enfocándola desde distintos puntos de vista, sí, pero siempre con ella como eje central. Pues he aquí que no. Con ocasión del desafío independentista catalán me he encontrado que una buena parte del liberalismo, que para más desgracia es el que se considera a sí mismo como auténtico, ha decidido ignorar las agresiones de todo tipo sufridas por los catalanes no nacionalistas a manos de los catalanes independentistas desde hace años, pero que crecieron de forma exponencial a medida que se acercaba el referémdun del 1-O. Los integrantes de este liberalismo (que no forman un grupo homogéneo, todo hay que decirlo) han optado por varias vías; unos han defendido un liberalismo teórico, de salón, completamente inaplicable en la práctica; otros han preferido ponerse de perfil, no tomando posición alguna, argumentando que todos los estados son malos, y que si malo sería un futuro Estado Catalán, malo es igualmente el presente Estado Español; e incluso ha habido otros que han tomado partido por la causa independentista, defendiendo el derecho colectivo a decidir frente a la imposición del Estado Español.
Pensaba yo que estaba claro para todos los liberales que ni los territorios, ni las lenguas, ni las culturas tienen derechos, sino que esos derechos quienes los tienen son las personas. Resulta que no es así. Lo interesante es que quienes conscientemente han olvidado los derechos de las personas perseguidas en Cataluña por sus ideas son liberales muy liberales, cercanos al anarcocapitalismo, que en teoría deberían enfatizar más que los otros liberales esa libertad individual. Pues no. La defensa de los catalanes no nacionalistas por parte del liberalismo ha tenido que quedar en manos de personas que nos colocamos dentro de lo que comúnmente es el liberalismo conservador, idea que para muchos de esos liberales fetén no es ni tan siquiera liberal, sino solamente un conservadurismo que se avergüenza de serlo y que por ello quiere aparentar liberalismo.
Para defender a esos catalanes no nacionalistas yo, hablando de mi experiencia personal desde la lejanía, he tenido que descender al barro de las ideas prácticas. Y en ese barro me he encontrado que tenía por compañeros de viaje a otros liberales, sí, pero también a nostalgicofranquistas disfrazados de liberales, a nacionalistas españoles, a rancios tradicionalistas e incluso a fascistas orgullosos de serlo; nada más y nada menos.
Cuando todo esto se acabe y salga de eso barro en muchos casos empozoñado supongo que mis vestiduras saldrán manchadas. No así las de los liberales auténticos, que las seguirán teniendo de un liberal blanco inmaculado. Pero al menos un servidor habrá defendido la libertad individual.
Y termino diciendo que si ya antes de todo esto el liberalismo español estaba mal, mucho me temo que después de estas posturas liberales contra la libertad individual va a estar mucho peor. Como digo muchas veces, quiero equivocarme, pero lamentablemente pienso que tendré razón. Al tiempo.
Es evidente que el independentismo no es para crear un Liberland, sino para trincar del presupuesto impunemente mientras se impone el apartheid a medida.
ResponderEliminarEl liberalismo de salón español ha optado por una extraña utopía, olvidando arbitrariamente a ciertos autores, y abrazando la ruptura de la ley.
Por muchos conocidos que ne comentado el tema, me da que el PLIB, por ejemplo, se va a quedar en menos de la mitad de los votos que tiene, es decir, ni su propia familia les va a votar.
Mientras, en Asturias, por ejemplo, los partidos de izquierda ya están impulsando el Bable como lengua oficial. Con lo que supone: clases obligatorias, inmersión, adoctrinamiento, muchos vividores a costa del idioma obligatorio, etc...
El lío catalán es estupendo para ir escondiendo muchas otras tropelías.
Completamente de acuerdo. Y mientras todos estos desastres suceden (y muchos más, como el de Aragón, Comunidad Valenciana, Baleares, etc.), algunos liberales (me temo que muchos) hablando de si son galgos o son podencos.
EliminarEs de agradecer que vaya tomando conciencia de la endeblez teórica del pretendido liberalismo político realmente existente.
ResponderEliminarSólo le ha faltado apuntar que el objetivo expreso del liberalismo político que opera en Bruselas es destruir la Nación española (federalizarla como ya hicieran con Bélgica)
para, a renglón seguido, someter a las partes resultantes a un reforzado poder centralizado en Bruselas (que seguiría obrando al dictado de París y Berlín)
https://federalistesdesquerres.org/es/2017/10/guy-verhofstadt-la-solucion-es-una-espana-federal-en-una-europa-federal/
Frente a esto, seguirán parloteando las distintas sectas "liberales". Frente a los que ignoran que sus utopías son del todo irrealizables sin demoler previamente las relaciones de poder que imperan en la actualidad, frente a los colaboracionistas que conscientemente dan argumentos favorables a la secesión sabiendo que serán esgrimidos por los sediciosos; tampoco se puede oponer una inane defensa de una entelequia como resulta ser la que plantea sobre la abstracta base de las "libertades individuales". Dichas libertades, en un régimen como el presente, no son más que derechos concedidos por el poder instituido. Las libertades individuales, no son nada si no se substancian por medio de una sociedad política organizada, con todas las tradiciones, Historia y extensión geográfica que implícitamente ello supone.
Pueden hacerse discursos literariamente muy bellos pontificando sobre la "ciudadanía universal", la "sociedad abierta" o "un mundo regido por la paz y el amor". Si uno es precisamente el pontífice romano, puede aceptarse dado que el suyo es un "imperio" con vocación universal. Plantearlo sin tener en mente el proyecto imperial de potencia alguna o pensar que tales conceptos pudieran llegar a tener validez en el mundo real, obviando la organización política del planeta Tierra, eso sí es una muestra de ignorancia pueblerina, aldeana o paleta. Y lo es porque implica desentenderse de la Historia del Género Humano, implica obviar cómo las tradiciones y otras convenciones (por ejemplo el idioma) condicionan las relaciones sociales, supone desconocer la realidad física de la geografía y cómo ésta ha sido apropiada y legada de generación en generación.
Sólo desde la ciega introspección mental se puede plantear este discurso. Porque una vez que se abren los ojos, uno debiera tomar conciencia de que se ubica en un punto geográfico determinado, integrado dentro de las fronteras de una sociedad política definida que coexiste con otros tantos Estados que pugnan por la supremacía mientras las sociedades civiles que los habitan intentan ganarse la vida lo más honradamente que las moralidad, las leyes y sus propias circunstancias les permiten.
El liberalismo es un sistema malo; de hecho es muy malo; mejor dicho, es malísimo. El problema es que los demás (todos los demás) son peores; bueno, mucho peores; realmente, infinitamente peores.
EliminarEn tanto que entendamos a las ideologías como representación mental de una verdad parcial, todas las ideologías serán igualmente falsas dado que todas buscan simular una realidad que no es tal.
ResponderEliminarOtra cosas es si las analizamos de acuerdo a la coherencia interna de las propias ideas que defienden o según la coherencia entre los postulados esgrimidos por los que se dicen partidarios de dicha ideología. En virtud de esos criterios, el liberalismo realmente existente queda retratado como una de las ideologías más contradictorias internamente y menos cohesionada políticamente. Ambas son consecuencias ontológicamente inevitables al ser una ideología que presupone la armonía universal de un mundo evidentemente conflictivo y que ensalza como principio fundamental un individualismo metodológico que sólo puede, en última instancia, hacer que haya tantos liberalismos como autoproclamados liberales.
El liberalismo, entendido como que nadie tiene derecho a imponer a otra persona nada, es la única ideología (repito, única) que defiende verdaderamente la libertad.
EliminarYa le dejé escrito que ese postulado es más propio del anarquismo, ya que la aceptación del Estado por parte del liberalismo implica asumir como válida la coacción que éste ejerce.
ResponderEliminarhttps://elrincondelalibertad.blogspot.com/2017/10/liberalismo-de-estrambote-de-el-club-de.html?showComment=1508931370858&m=1#c7653893116501653844
Por otra parte, la simple formulación del postulado es tan vaga que es de por sí del todo imposible. Por ejemplo, al nacer nuestros hijos, nosotros les imponemos nuestro idioma (que puede ser incluso ajeno a la sociedad en la que va a crecer), ciertos principios morales, ciertas creencias religiosas o también ciertas restricciones dietéticas (dietas líder o halal).
Maneja una definición de libertad muy poco precisa. Le recomiendo que estudie la que concreta y detalla la sistemática del Materialismo Filosófico del Maestro D. Gustavo Bueno:
http://symploke.trujaman.org/Libertad
El anarquismo es una idea irrealizable.
Eliminar[...] "El liberalismo, tanta veces comparado y aún ecualizado con el anarquismo, se redefiniría como un «anarquismo de derechas», frente a un anarquismo definido como un «liberalismo de izquierdas». Sin embargo esta ecualización es puramente genérica (o lisológica); por ello anega las diferencias estructurales o morfológicas entre el liberalismo y el anarquismo. El anarquismo es, sin duda, un movimiento contracultural ilimitado («antisistema», en el límite). El liberalismo es un movimiento que podría definirse precisamente como contenido y definible «dentro del sistema» (según algunos, «burgués»)." [...]
ResponderEliminarPárrafo extraído del artículo:
"El liberalismo como ideal humanístico"
por Gustavo Bueno
http://nodulo.org/ec/2015/n161p02.htm
Como todos sus escritos, francamente recomendable leerlo y analizarlo.
¿Y cuál es su ideología alternativa al liberalismo (además de quedarse en casa cuando hay elecciones, claro)?
EliminarEn esta vida, uno debería enfrentarse a la realidad procurando discernir la verdad y no conformarse en los falsos dogmas religiosos o ideológicos. Admito que muchos se congratulan sólo con eso pero no puedo considerarlo como una actitud digna.
ResponderEliminarCon respecto a la abstención activa, no se limita a quedarse en casa. Es la promoción de la abstención para deslegitimar este régimen y debe publicitarse entre amigos, amigos, colegas, allegados y, en la medida de las posibilidades de cada cual, a todo aquel con derecho a voto.
Ser abstencionario no es para nada equiparable al pasivo absencionista. Además, una vez lograda la deslegitimación del poder, la movilización ciudadana será todavía más importante para precipitar su definitiva caída.
Todo este proceso tiene la ventaja de que minimiza la posibilidad de reacción violenta por parte del Estado y, dado que trasciende las diferencias ideológicas, se procura asegurar el apoyo de cualquier ciudadano que haya comprendido que este corrupto y moribundo régimen no podrá jamás ser reformado.
"Ser abstencionario no es para nada equiparable al pasivo absencionista. Además, una vez lograda la deslegitimación del poder, la movilización ciudadana será todavía más importante para precipitar su definitiva caída."
EliminarComo cuento infantil no está mal :)
Lo fantasioso es pretender que este régimen puede enmendarse a sí mismo. Cualquier reforma sólo pretenderá blindarlo pero ya es víctima de sus propias contradicciones y su pésima gestión del Estado. Más pronto que tarde, esté régimen volverá a sufrir una crisis fiscal. La ciudadanía debería retirarle completamente su apoyo si algún día queremos enfrentar con garantías una necesaria reestructuración de la deuda que nos han impuesto.
ResponderEliminarPara eso debería haber un partido que defendiera esas ideas, no una llamada sin sentido a la abstención.
EliminarPero, como recalco en el anterior comentario, lo fundamental es deslegitimar este régimen, derrocarlo y después instaurar una democracia formal. Si pretendiéramos sólo proponer la "reforma" de esta corrupta partidocracia, tendríamos que participar en sus propias instituciones y por lo tanto, al hacerlo estaríamos legitimándolas. Realmente, no cabe negar que este régimen tienen el poder del Estado en sus manos con la capacidad coactiva que de él se deriva pero ¿considera que este régimen conserva un ápice de autoridad moral? ¿considera que unas instituciones intrínsecamente corruptas son legítimas? ¿Se le ocurre mejor hoja de ruta para derrocar al régimen pacíficamente?
ResponderEliminarLa Constitución tiene dentro de ella los medios para su reforma completa. El problema es que ustedes no tienen los apoyos para hacerlo. Por eso defienden esa tontería de la abstención, porque ustedes son cuatro y el del tambor y lo saben.
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