Creo que el título de este texto se lo escuhé en Miami a un cubano. Y qué razón tenía. Es increíble como la gente reacciona ante verdades que van en contra de sus ideas. Hablo de la internet (foros, blogs, redes sociales). Ante la imposibilidad de demostrar la falsedad del argumento (imposible, claro, cuando es verdad) la reacción es prácticamente siempre la misma. O un juicio de intenciones, o una descalificación personal, o un insulto. A veces dos de las tres y a veces las tres juntas. Vamos, recurrir de un modo o de otro al ataque personal.
Lo anterior podría ser entendible en alguien sin estudios. Pero es que, curiosamente, se da igualmente en personas con elevados niveles académicos. Y es que, por lo que se ve, no está relacionado con lo estudiada que sea la persona, sino más bien con su nivel de radicalización política. Es decir, más se da cuanto más escorada políticamente está la persona. Por lo que, por ejemplo, un ultraizquierdista recurrirá más fácilmente al ataque personal que un izquierdista y un ultraderechista que un derechista.
Y es que la incomodidad ante la verdad y el recurrir ante ello al ataque personal no tiene mucho que ver con los estudios, sino con el fanatismo.
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