No hay nada decidido. El PSOE le saca al PP poco más dos puntos. A su vez el PP le saca a Ciudadanos menos de uno. En este escenario cualquier cosa puede pasar. Tan solo hace falta que Ciudadanos se centre un poco (que es lo que pretenden) y le robe votos al PSOE para que los naranjas sobrepasen al PP y queden segundos. O incluso primeros (aunque eso es más difícil).
El escenario político español es apasionante. Puede que peligrosamente apasionante. Pero apasionante al fin y al cabo. Si las cuentas no le dan a centristas, derechistas y ultraderechistas, Sánchez podría volver a ser presidente, con el apoyo de ultraizquierdistas, secesionistas y filoterroristas. O incluso podría cambiar de pareja de baile y hacerlo con el apoyo de Ciudadanos, si este último partido queda tercero y las matemáticas les son propicias. O, si los tres partidos de marras suman, podría ser Casado quien presidiera el gobierno. O Rivera si el adelanto a populares se da.
Todo ello con un elemento adicional. Solo hace falta que Pedro Sánchez cometa un error para que el PSOE se despeñe en las encuestas, al más puro estilo de Zapatero frente a Rajoy en su segunda legislatura. Y las condiciones, políticas y económicas, para que ese error se produzca están ahí. Unicamente falta que él se equivoque, algo que puede suceder en cualquier momento, porque, por más que sea muy astuto, también es falible.
Repito, cualquier cosa puede pasar. España se mueve en el vértigo y el funambulismo políticos. Esperemos que no se caiga al vacío.
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