Copio algunas palabras literales de Jaume Pujol, arzobispo de Tarragona, sobre dos curas que abusaron sexualmente de menores.
Uno. "Han podido tener sus errores y han podido tener sus faltas, pero no son tan graves como para poder decir que tienen que ser secularizados, de ninguna forma".
Dos. "Los he apoyado hasta este momento y los continuo apoyando".
Tres. "Pasado el tiempo consideré que podrían volver a ejercer y los volví a nombrar rectores de parroquias con toda conciencia".
Cuatro. "A veces pienso: ¿Y no hay un mal momento, en un cura?", se ha preguntado Pujol, que y ha insistido en que "puede haber un mal momento en la vida" que lleve a los párrocos a "hacer una cosa de la que quizás se arrepentirán toda la vida", en referencia a los abusos de niños y jóvenes. Ha añadido que opina que desde el Arzobispado han actuado bien con las familias afectadas. "Para mí, no son unos desgraciados", ha apostillado sobre los dos religiosos.
O sea, ¿entónces la tolerancia cero a los abusos sexuales a menores dentro de la Iglesia Católica era eso? P'os vale.
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