Del artículo en El País destaco, para empezar, dos frases.
Primera: La edad de inicio de consumo de contenidos para adultos ha descendido y ahora se sitúa en torno a los 9 o 10 años.
Segunda: Estoy harto de escuchar la misma queja entre las chicas: ‘¿Qué les está pasando a los hombres? Ahora, cuando ligo, se piensan que están en una película porno y todo es muy agresivo’.
Así están las cosas. Chicos que ven porno desde los nueve años de edad y que, lógicamente, quieren llevar eso a la práctica en cuanto pueden.
El diagnóstico es claro: El porno ha distorsionado su visión del sexo.
Porque algunos empiezan a ver la relación entre pornografía y violencia machista (tarde y mal).
Pero otros ni ahora: “En la pornografía hay un modelo de relación entre hombres y mujeres desigual, pero, ojo, es muy parecido al que sale en otras películas en las que los actores están vestidos, donde ellos imponen su criterio a sus parejas, no les escuchan… Si tuviéramos una sociedad donde esos modelos fueran una anécdota, la pornografía no sería un problema”, zanja.
Claro, ha habido (y hay) educadores sexuales (sic) que dicen esta barbaridad: “A mí antes no me preocupaba el porno, de hecho he escrito incontables artículos defendiéndolo como divertimento erótico. Pero de cinco años para acá, mi discurso ya no vale porque empiezo a detectar que no se ve como una ficción, sino como una realidad”.
El experto de marras añade después: “Si no le ponemos remedio, en 10 años voy a dedicarme solo a terapia y no voy a dar abasto".
Claro, él y otros muchos de su cuerda recomendaron el porno defendiéndolo como divertimento erótico (palabras de él), utilizando a los jóvenes, básicamente, como conejillos de indias en un experimento social. Y el experimento salió mal. Muy mal.
¿Y la solución? Educación sexual, se nos dice. Desde cuanto antes mejor. Porque entonces, si la educación sexual llega antes que la pornografía, cuando los chicos la vean no les afectará.
Sí, claro que la educación sexual es necesaria. Aunque podríamos hablar mucho de qué entienden estos expertos por educación sexual. Pero estamos hablando de un tema, la pornografía, que se viene promocionando en España desde 1982. Y las cosas se han desmadrado. Y se han desmadrado hasta límites que nadie imaginaba, llegando a cosificar (esa palabra que tanto les encanta a la progresía) tanto a la mujer que está produciendo que aumente la violencia machista contra ellas.
¿Se va a revertir esa tendencia solamente con educación sexual? Por supuesto que no. O se restringe el acceso de los menores de edad a contenidos pornográficos y se educa a la niñez y la juventud en principios y moral o simplemente se sigue camino al desastre.
Hablar de educación sexual (la de ellos, además) en medio del desastre que se está viviendo con la pornografía afectando directamente la vida sexual de la juventud en la dirección de la violencia es simplemente ver que el muro de la presa se está resquebrajando y pretender solventarlo con tiritas. El muro acabará reventando y se llevará por delante todo lo que encuentre.
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