Coronavirus es una nueva palabra que, por desgracia, ha llegado para quedarse entre nosotros. Pero la realidad es que, aunque la palabra haya llegado ahora, los coronavirus, un tipo de virus, ya estaban entre nosotros, al menos desde 2002. Y el que padecemos ahora, el SARS-CoV-2 o COIVID-19, es el tercero de ellos.
Y con casi total seguridad llegará un cuarto, y probablemente un quinto, etc. La pregunta no es si llegarán, sino cuándo llegarán. Y la otra pregunta es si nos encontrará preparados o, como ahora, desprevenidos (unos más y otros menos, todo hay que decirlo).
Espero que, como sociedad mundial en general y occidental en particular, aprendamos la lección y nos preparemos para una nueva pandemia que, aunque no lo parezca, podría ser incluso peor en capacidad de contagio y/o mortalidad que la presente (sí, todo puede empeorar siempre, aunque no lo parezca).
Lo anterior en general. Pero muy en particular habrá que tomar medidas para que países totalitarios y/o tercermundistas como China (sí, China es un país totalitario y tercermundista) no nos conviertan a los demás en víctimas de su opacidad (como totalitarios) y negligencia (como tercermundistas).
Y no, no tengo la menor idea de las medidas que hay que tomar. No soy un experto en la materia. Pero lo que sé con total seguridad es que los mejores expertos mundiales en las distintas materias (los expertos, no los políticos) deberán reunirse para decidir unas medidas que los políticos deberán estar obligados a poner en marcha. Pero, ojo al importnatísimo dato, sin que esos políticos aprovechen la situación para ampliar su poder, violentando las libertades individuales.
Lo dicho, espero que aprendamos la lección. A favor de la prevención y a favor de la libertad.
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