El artículo pone los pelos de punta. Por lo que dice y por lo que el lector se imagina. Porque resulta que esto de vender hijas desde los dos años de edad en adelante como esposas a hombres adultos e incluso ancianos, para saldar deudas o para tener dinero para comida, es una práctica común en Afganistán.
Particularmente leer esto hiela la sangre:
Parwana [una niña de 9 años con ojos oscuros y mejillas rosadas], vestida con una cubierta negra para la cabeza con una colorida guirnalda de flores alrededor de su cuello, escondió su rostro y gimió cuando su padre llorando le dijo a Qorban: "Esta es tu esposa. Por favor, cuídala, ahora eres responsable de ella, por favor no la golpees". Qorban asintió, luego agarró a Parwana del brazo y la condujo hacia la puerta. Mientras se iban, con su padre mirando desde la puerta, Parwana hundió los pies en la tierra y trató de apartarse, pero no sirvió de nada. La arrastraron hasta el coche que la esperaba, que se alejó lentamente.
Igual que hiela la sangre, más aún si cabe, ver el vídeo de la venta (algo que es la primera vez que veo en mi vida) -la imagen de arriba muestra, de izquierda a derecha, al padre de la niña, el comprador, la niña y su madre, en el momento final de la venta-.
Y luego nos cuentan eso de alianzas de civilizaciones, respeto a todas las culturas y demás. Ya.
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