¿Ah, sí? ¿De veras? Pues vamos con las matemáticas, que son bastante más difíciles de manipular que la demagogia. Moreno Bonilla ganó la Presidencia de Andalucia por los pelos, ya que quedó segundo, tras el PSOE, y tuvo que que formar un Gobierno de coalición con Cs apoyado desde fuera por Vox.
Algunos dirán que eso es pasado. Vale. Vamos al presente entonces. Si se celebrasen elecciones autonómicas andaluzas mañana todo apunta a que la única manera de que el PP gobernara sería en coalicción con Vox (y eso sin tomar en cuenta aún el efecto Macarena Olona, que puede sumar más votos y escaños al partido de extrema derecha). Mientras tanto los voxeros, que ya aspiraban a entrar en el Gobierno de la Comunidad de Madrid, se quedaron en las elecciones con las ganas, ya que Ayuso no necesitó su apoyo (se lo dieron, sí), al tener más escaños ella solita que la suma de toda la izquierda; la única forma que tenía Vox de impedir que Ayuso revalidara su Presidencia y chantajearla para que cediera al Gobierno de coalicción PP-Vox era unir su voto negativo a toda la izquierda, lo que, claro, no era de recibo. Y desde entonces la madrileña ha seguido subiendo en las encuestas, rozando a día de hoy la mayoría absoluta.
Pues bien, Moreno Bonilla es ya Presidente del Partido Popular de Andalucía (con todo derecho). Y si este señor es el ejemplo para Ayuso, y los datos de ella son mejores que los de él, ¿por qué Casado no convoca de una buena vez el Congreso del PP de Madrid, o, al menos, marca fecha definitiva y muestra su explícito apoyo a que la Presidencia del partido la ocupe Isabel Natividad Díaz Ayuso? Solamente se me ocurre una razón: porque Casado es, políticamente, un cobarde miedoso (valga la redundancia), que bien podría perder la guerra contra Sánchez por ganar una batallita conta Ayuso. Así que menos hipocresía, señor incompetente.
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