Eduardo Inda no es especialmente santo de
mi devoción. Pero en su texto dice verdades como puños. Particularmente esta:
Personalmente me deja estupefacto contemplar cómo España acepta sin rechistar la autocracia de Sánchez, su ingeniería social, sus salvajadas legales y sus disparates constitucionales. Jamás entenderé cómo la patria de El Cid, de Colón, de Pizarro, de Hernán Cortés, la que se levantó frente al invencible y todopoderoso Napoleón, dice sistemáticamente amén a las burradas de este pájaro y, sobre todo y por encima de todo, acepta la bajada de su nivel de vida como si tal cosa.
Ello solo tiene una explicación: España se ha convertido en una sociedad borreguil, que acepta sin rechistar lo que le digan desde el Gobierno y sus terminales mediáticas. Y es que los medios a sueldo del Gobierno, prácticamente todos, nos venden una España modélica y entrañable en la que el discrepante es obviamente un fascista de tres pares de narices, un tipo con las más diversas patologías psiquiátricas, un faker profesional. Y la sociedad española lo acepta sin el más mínimo cuestionamiento. Borregos.
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