A lo anterior hay que añadir la visión en política exterior de Estados Unidos, que ya no considera un peligro para sus intereses geoestratégicos mundiales a Rusia, lugar que ha ocupado China. Es por ello que el país americano se está distanciando cada día más de la UE y de la OTAN, demostrando, por cierto, que en la práctica esta segunda alianza no lo es entre iguales, sino que básicamente es un tratado de defensa en el que Estados Unidos se compromete a defender a los demás en caso de ataque. Porque la inoperancia de la UE en política exterior es de sobra conocida, limitándose a palabras y más palabras. Exactamente igual que sucede con una OTAN sin los americanos.
Indudablemente Putin se comporta como un auténtico gánster, chantajeando, amenazando, torturando, envenenando, asesinando. Pero es un gánster que no molesta a Biden, sino a sus vecinos europeos. Unos vecinos más bien apocados y cobardones.
Lo que nos lleva a que, sabedor el líder ruso de todo lo anterior, es consciente de que no tiene quien le pare los pies. Algo que, regresando al párrafo inicial, le convierte a ser triplemente peligroso.
Hace unos días leí este párrafo, que me inspiró el presente escrito:
En contraposición a los militares, que suelen pensar estratégicamente a largo plazo, Putin es un agente de inteligencia y, por tanto, un experto en crear y explotar oportunidades tácticas basándose en el engaño, la distracción y la manipulación.
Así es este sujeto, sin escrúpulos, muy inteligente y sin nadie dispuesto a frenarle. E impredecible. Vamos, un auténtico peligro para la estabilidad en la zona.
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