Se puede ser incompetente, como es el caso de Pablo Casado, quien llega a líder del PP casi por casualidad y que, a pesar del desastre de Gobierno que tenía frente a él, ni obtuvo buenos resultados en ninguna de las dos elecciones generales en que se enfrentó a Sánchez, ni posteriormente conseguía despegar en las encuestas. Nuevamente fue la casualidad, en forma de Isabel Díaz Ayuso, la que le hizo ponerse en los sondeos en cabeza.
Pero lo que la naturaleza no da, ninguna Ayuso lo puede enmendar. Así que el líder pepero, para mostrar a todos los que tenían alguna duda esa incompetencia, enfrentándose estúpidamente con la madrileña está haciendo todos los esfuerzos posibles para que Sánchez vuelva a estar en cabeza en las encuestas. Y lo está consiguiendo.
Lo curioso es que en buena parte esos dos hechos, que Casado no despegara en el pasado y que en el presente vaya, literalmente, cuesta abajo después de haber despegado, se los debe a García Egea. Fue él quien se encargó de echar a patadas a una de las mejores diputadas de la reciente historia de la democracia española, Cayetana Alvarez de Toledo, dándole con ello un auténtico balon de oxígeno a Vox. Y es el murciano el que está liderando la guerra contra Ayuso, guerra que Casado, además de contra Ayuso, está perdiendo contra Sánchez.
Empezaba yo diciendo que se puede ser incompetente. Pero para solventar esa incompetencia hay que rodearse de personas que le den al incompetente de marras buenos consejos. No es el caso de Casado, que al parecer está confiando en alguien como García Egea, que no es que sea incompetente (que también), sino que es auténticamente tóxico.
No entiendo como a Casado se le ocurrió poner a García Egea de número dos del PP. Pero el daño que ese hombre ya le está haciendo es fácilmente observable. Cuanto antes se desaga de él, mucho mejor, para Casado, para el PP y para España. Porque es bastante probable que, con el freno de García Egea puesto, nunca Pablo Casado llegue a ser Presidente de Gobierno.
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