Leo un optimismo desmesurado en todos
los medios antisanchistas por el hecho de que
Pedro Sánchez se ha
visto obligado, a raíz de
la derrota socialista en
las elecciones municipales y autonómicas, a convocar elecciones generales anticipadas, las cuales ya dan por ganadas y la alternancia monclovita por segura. Y la verdad es que no salgo de mi asombro. Porque hay al menos cinco razones para no lanzar las campanas al vuelo demasiado pronto.
Ayer, justo antes de
irme a dormir me encontré con la extrapolación (pinchar para agrandar) de los resultados del domingo
a unas generales hecha por El País. Como es un medio totalmente prosocialista no le di mucha importancia, la verdad.
Pero hoy me he encontrado con otra extrapolación (pinchar para agrandar también), prácticamente idéntica a la anterior, realizada por
El Mundo, medio netamente pepero. El análisis que hace es muy bueno. Mucha gente no vota en las municipales como en las nacionales, porque, por ejemplo, existen muchos partidos locales que sacan muy buenos resultados que no se presentan a las generales; otros, que han votado socialista en muchos sitios (Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón, Comunidad Valenciana, Asturias, incluso Andalucía), votarán contra Sánchez en las generales. Incluso existe la posibilidad de que Ciudadanos no se presente.
¿Pero todo lo anterior elimina las extrapolaciones? Las altera, sin duda, pero no creo que las invalide por completo.
Y luego tenemos la fecha elegida, 23 de julio. Estamos hablando de en pleno mes de julio y, por si eso fuera poco, con el 24 siendo feriado en muchas partes. No es casual, por supuesto. Y es que si la izquierda consigue movilizar a su electorado en función de 'salvar al soldado Sánchez', pero la derecha no lo hace con el suyo y muchos potenciales votantes antisanchistas, pero no muy cafeteros, deciden no sacrificar algo de sus vacaciones, e incluso no hacer el esfuerzo de votar por correo, los números no van a ser tan favorables a los partidos de derechas.
Y hay que tener en cuenta algo de enorme importancia, que a Feijóo no le basta con quedar primero. Eso, en principio, se da por descontado. Pero para echar a Sánchez de La Moncloa y ocuparla él deberá haber una suma de diputados de PP y Vox que esté en 176 (la mayoría absoluta). De lo contrario Sánchez montará una coalición de perdedores socialista-comunista-filoterrorista-secesionista-nacionalista que le será suficiente para seguir al frente del Gobierno.
Al hilo de lo anterior me he encontrado un artículo muy interesante donde se puede leer el dato de que la suma -ayer- de Sánchez y Frankenstein (PSOE, Podemos, Bildu, ERC, IU, Más País, BNG…) superan alcanzan, casi, los 9.400.000 votos frente a los 8.650.000 votos de la suma de votos del PP y Vox. Aunque en el mismo texto se dice que los resultados no son en absoluto trasladables a unas elecciones generales, esa suma de votos es un dato muy importante a tener en cuenta.
Sin olvidar el auténtico ejército que forman los asesores de Pedro Sánchez. Eran 390 el pasado año, pero con los nuevos Presupuestos podrían llegar a 521. Una maquinaria perfectamente engrasada dedicada desde ayer a un solo objetivo: hacer que el inquilino de La Moncloa continúe siéndolo.
Y para terminar el argumentario, una predicción que he comentado varias veces por aquí y que ha llegado la hora de ver si es realidad o solo son imaginaciones mías. Hace algo más de un año afirmé contundentemente que Feijóo nunca llegará a ser Presidente de Gobierno, basándome para ello en que existe un dosier secreto sobre este hombre [Feijóo] que le relaciona con amistades no muy recomendables [narcotraficantes], en que ese dosier existe y está en manos de Pedro Sánchez y en que el dosier sería filtrado en el momento en el que más daño hiciera a Feijóo. Independientemente del dosier de marras, estoy seguro de que en estos 54 días que faltan para las elecciones Pedro Sánchez va a sacarse un conejo (o varios) de su chistera. Y creo que el conejo mayor podría ser el mentado dosier.
Concluyo. Muchos dan a Sánchez por muerto. Miren, Sánchez no es Zapatero. No se va a ir sin más. Va a morir matando. Que tengan mucho cuidado los que quieren ver a Pedro Sánchez fuera de La Moncloa (me incluyo) con dejarse llevar por ese desmedido y casi irracional optimismo, confundiendo sus deseos con la realidad, porque en la tarde del 23 de julio podrían llevarse una muy desagradable sorpresa:
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