23 de agosto. Colegios electorales sin aire acondicionado a 40 grados o más. Sudorosos ciudadanos obligados a cuidar de las mesas electorales en condiciones más propias de una sauna. Votantes obligados a sufrir ese calor para ejercer su derecho al voto. Otros participantes en las mesas electorales obligados a regresar de sus vacaciones por un día (o dos, o tres, depende de la distancia) para no verse en riesgo de acabar multados o en la cárcel. Periodistas a quienes le han hecho la puñeta sus vacaciones. Trabajadores que tendrán que abrir, limpiar y cerrar instalaciones cerradas por el verano, a costa también de sus vacaciones. Guardias civiles y policías, tantos nacionales como autonómicos, vigilando por la seguridad bajo un sofocante calor en un día que debería ser de descanso.
En España hay gente pa' tó, que diría un castizo. Y entre esa gente estoy seguro de que va a haber muchos que se van a vengar de Pedro Sánchez por hacerles la puñeta con una convocatoria electoral en una fecha totalmente inadecuada. Por haber elegido el día pensando, como siempre, en él mismo y solamente en él, y para nada en los demás. Y no serán pocos. Será el voto del cabreo veraniego. Y puede ser otro factor, posiblemente no tan anecdótico como en principio pareciera, en contra del actual inquilino de La Moncloa.
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