La izquierda española
lleva el antisemitismo en la sangre (la derecha también, pero un poco menos). Y lo ha demostrado la presidenta del PSOE sevillano, Amparo Rubiales, que ha llamado judío nazi al coordinador general del PP, Elías Bendodo. Ello porque Bendodo proviene de una familia de judíos sefardíes.
Lo alucinante es que después se ha disculpado (es un decir) diciendo "no tengo nada, nada contra los judíos; todo, todo contra los nazis". ¿Y por qué entonces saca a colación la religión de Bendodo?
Como no podía ser de otra manera, la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) condenó ayer “enérgicamente” y calificó de “antisemita” el comentario.
El PP reclama el cese "inmediato" de la dirigente del PSOE, con el argumento irrebatible de que "¿Va a mantener en el cargo a una presidenta de su partido que llama "judío nazi" a un político de otro partido?"
No parece que la vayan a cesar, porque el PSOE ha emitido un comunicado en el que dice:
«La dirección del PSOE de Sevilla se desvincula totalmente de las declaraciones que ha realizado a título personal en sus redes sociales la socialista Amparo Rubiales. La dirección del partido considera absolutamente rechazables esas declaraciones y ha pedido una rectificación a Amparo Rubiales».
Y es que ciertamente consideran rechazables (que no condenables, ojo) las declaraciones, pero muy cucamente aseguran que las hizo a título personal. Sí, claro, es evidente, pero ¿van a mantener en el puesto a alguien que es claramente antisemita? Esa es la cuestión.
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