Se puede decir más alto, pero desde luego no más claro. Una auténtica barbaridad. Sobre todo esto:
Es decir, no impone condiciones a la conducta o la adaptabilidad social del que emigra pero sí se le demandan compromisos a quienes reciben inmigrantes, muchas veces sin desearlos.
Eso, a medio plazo, se va a convertir (ya se está convirtiendo) en una bomba social en Europa, particularmente la occidental. De la que, por supuesto, no se va a salvar España. Al tiempo.
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