El pasado 3 de mayo, fue localizado el cadáver de Leticia Rosino, de 32 años, que desapareció el día anterior mientras paseaba por las afueras de Castrogonzalo (Zamora) como hacía habitualmente. Esta joven fue abordada por un adolescente de 16 años que cuidaba un rebaño de ovejas y que, tras arrastrar a la víctima hasta una zona alejada del camino para consumar la agresión sexual, intentó estrangularla y golpearla en la cabeza con piedras de grandes dimensiones hasta matarla. Posteriormente, arrojó el cadáver por un barranco, donde fue encontrado.
Hace menos de una semana, el pasado jueves, día 13, el Juzgado de Menores de Zamora impuso al menor una medida de ocho años de internamiento en régimen cerrado y cinco más de libertad vigilada por violar y asesinar a Leticia Rosino.
Así están las cosas. Con el agravante (para la "justicia" española) de que en este caso no se sabe ni la identidad del asesino (todas las noticias hablan siempre de "el menor"), con lo que ninguna mujer podrá protegerse de una posible agresión de este elemento.
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