El Partido Popular se ha erigido, bajo la figura de su nuevo presidente, Pablo Casado, en el pretendido partido más constitucionalista de España. He llegado a escucharle decir que "el PP es el único partido que no quiere reformar la Constitución" en plan chulo, o sea, insinuando eso, que el PP es el no va más del constitucionalismo.
Es necesario por lo tanto recordar los comienzos del PP. Este partido es el heredero directo de una Alianza Popular fundada por seis exministros y un exdirector general de Franco.
Y es que AP fue el único grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados que tuvo diputados que votaron en contra de la Constitución. Bueno, el único no. También votó en contra el diputado de Euskadiko Eskerra, partido que por entonces era proetarra. Y es que de los dieciseis diputados de AP ocho votaron a favor, cinco en contra y tres se abstuvieron.
Y luego llegó la campaña electoral. Hay informaciones contradictorias entre los que afirman que AP pidió el voto a favor o pidió la abstención. La realidad fue ésta: “Alianza Popular, que no hizo campaña publicitaria a través de los medios de comunicación, aunque utilizó los espacios gratuitos de Radiotelevisión Española reservados a los grupos parlamentarios, ha centrado fundamentalmente el contenido de sus intervenciones en la crítica al tratamiento dado al tema de las nacionalidades. En este sentido, ha orientado su campaña a restar importancia a la aprobación en sí misma de la Constitución, haciéndola girar en torno a los problemas que habrían de plantearse una vez aprobada”. A lo que hay que añadir dos afirmaciones que podemos leer en el mismo artículo. De Manuel Fraga: “Como presidente de Alianza Popular: somos favorables a un sí crítico". Y de Abel Matutes: “En Alianza Popular somos negativos a esta Constitución, pero a pesar de eso damos un sí muy crítico y libertad de conciencia a los militantes”.
Y resulta que años más tarde, tras una profunda crisis de AP y sin paréntesis alguno, se la dio una manita de pintura, se la cambió el nombre a Partido Popular y se cambió a su antiguo líder, el exministro franquista Manuel Fraga, por quien en su día criticó duramente el texto constitucional, José María Aznar.
Y ahora, los sucesores de esa AP del sí crítico, del somos negativos a esta Constitución y del sí muy crítico son los más constitucionalistas de España. Un constitucionalismo que no es más que puro tactismo electoral. Como lo fue aquel sí crítico. Ni creyeron en la Constitución entonces ni creen en la Constitución ahora.
Y como ejemplo, un botón. La foto que ilustra este texto es de Senén Pousa, el alcalde actual de Beade (Orense) por el PP. Y declarado y orgulloso defensor de Franco.
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