Lo leí en un foro en el que entré por casualidad (no recuerdo cual, hace bastante). Aparentaban ser chicos jóvenes, probablemente veinteañeros. No parecían fanatizados hacía ningún lado. A todos les unía lo mismo: no estaban dispuestos a casarse o tener hijos bajo ningún concepto. Hablaban de la mujer (o, más bien, las mujeres) en el sentido de usarlas para tener satisfacción sexual y poco más. Tal vez estar con alguna algún tiempo, pero nada más. Sin compromiso, sin casamiento, sin hijos. Ligeros de equipaje para cuando toque mudarse.
Al hilo de lo que escribí ayer, son el producto de esta sociedad que se ha creado. Egoísta, descreída, feminista, con exaltación de los derechos de la mujer, sin misericordia en algunos casos con el hombre. Y ellos han tomado nota. Ya no quieren casarse ni tener hijos. Solo quieren placer. Cosifican a las mujeres, en un calificativo muy feminista. Pero las cosifican de tal modo que las feministas no pueden criticarlos. No dependen de ellas, no las necesitan para preparar la comida, lavar la ropa o limpiar la casa. Saben hacerlo por sí mismos. Solo las buscan para acostarse con ellas. Y después adiós.
¿Es lo que buscaba el feminismo? Puede ser. Pero no parece ser lo que buscaban muchas feministas. Pero es lo que hay. Les guste o no les guste a esas feministas. Que parece que no les gusta demasiado.
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