Ha sido ratificada la condena a Juana Rivas a cinco años de cárcel, con la accesoria, muy importante por cierto, de seis de inhabilitación para ejercer la patria potestad (es decir, seis largos años en los que no podrá ejercer como madre de sus hijos).
Muy interesante en ese sentido el texto de Rafa Latorre en El Mundo que resume en estas terribles palabras: A Juana Rivas, la gente muy lúgubre la acompañó hasta el lugar exacto donde comenzaba su martirio y la despidió en el umbral.
La utilizaron cuando les convenía y la desecharon cuando ya no les servía.
Espero que la concedan el indulto, porque, a fin de cuentas, no creo que hizo daño a sus hijos. Y que aprenda la lección que dice el escritor del texto de que jamás hay que fiarse de quien no se juega el pellejo en el envite.
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