Está claro que España ha sido gobernada antes y durante esta crisis del coronavirus por un Gobierno integrado casi exclusivamente por negligentes e incompetentes (tel vez se salven Maragarita Robles y Nadia Calviño, no sé si alguno más), liderado por el mayor de todos, su Presidente, Pedro Sánchez.
La nación está al borde del precipicio, en medio de una crisis humanitaria de la que no se ve salida, y a la cual seguirá una crisis económica de nefastas e imprevisibles consecuencias, que incluso podrían llevar al estallido social.
Personalmente la única vía que veo para que el país no caiga en ese precipicio es la dimisión del actual Gobierno (es imposible esperar algo bueno de un Gobierno dirigido por personajes tan sumamente siniestros como Sánchez e Iglesias) y que su lugar lo ocupe otro de unidad nacional entre PSOE y PP, encabezado probablemente por un socialista que no produzca vergüenza ajena (¿Josep Borrell, Margarita Robles, Nadia Calviño?) y con técnicos y expertos (de verdad) que enfrenten la peor crisis que vive España desde la Guerra Civil.
Algo que, por desgracia, mucho me temo que no va a suceder. Mi visión de futuro de España es en estas circunstancias pesimista, muy pesimista.
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