Cuando escucho y leo todo el enorme lío que está montado en España a cuenta de las vacunas contra el coronavirus la verdad es que no salgo de mi asombro. Que si colectivos, que si franjas de edad, que si trabajadores sanitarios al borde del colapso por el exceso de trabajo, que si vacunódromos, que si hay que ponerse la vacuna que le toca a uno y no se puede elegir, que si...
En este texto tan solo quiero explicar, brevemente, como ha funcionado (y sigue funcionando) este asunto aquí, en Estados Unidos. Los gobiernos, federal y estatales, han metido sus narices en el tema lo justo, dando las directrices generales, en función de la disponibilidad de las vacunas. Los primeros fueron los colectivos de riesgo, tales como los sanitarios (en los que estaban incluidos todos los que trabajaban con enfermos) y los enfermos crónicos. Y después el Gobierno Federal se limitó a ir bajando cada más la edad mínima necesaria para poder ser vacunado.
Y a nivel de la vacunación a la población, en el pequeño pueblo cercano a Houston donde vivo los encargados han sido la clínica semipública, las farmacias CVS y Walgreens y los supermecados Kroger y Walmart, cuyas matrices compraban directamente las vacunas a los fabricantes para luego ponérselas a la gente (por profesionales que creo que han sido entrenados para este caso, dada la necesidad) y cobrarles el costo de la vacuna, el trabajo y supongo que algún beneficio adicional al seguro médico del individuo o, en el caso de no tener seguro médico (como fue mi caso), al Estado.
Por cierto, que nadie ha sido citado ni controlado en el proceso. Cada cual ha ido y va al centro que quiere, en función de la comodidad, confianza en el vacunador o por elección de la vacuna que se quiere poner (como fue en parte mi caso, que desestimé las vacunas Jansen y AstraZeneca, decidiendo ponerme Pfizer o Moderna, sin predilección especial por ninguna de las dos -fue la segunda, porque era la que administraban en el Walmart cercano a donde vivo-).
Vamos, un proceso donde quien ha llevado casi la totalidad de la carga ha sido la iniciativa privada, apoyada por el sector público cuando ha sido preciso. Totalmente lo contrario de lo que leo y escucho que sucede en España, donde se ha excluido por completo al sector privado del asunto.
Y donde, a la vez, se ha respetado y respeta la decisión individual. Lo opuesto a España, donde la presión por vacunarse sin poder elegir la vacuna es total, y donde incluso el caciquillo gallego Feijóo quiso obligar a la gente a vacunarse.
Soy consciente de que en Estados Unidos ha habido mucha mayor facilidad para obtener las vacunas, dado que las tres que se administran aquí (Jansen, Pfizer y Moderna) son de producción propia. Pero también creo que las cosas se hubieran podido hacer mejor en España si se hubiera dado algún espacio a la iniciativa privada y a la libertad individual. Siempre que el Gobierno gestiona algo en monopolio y/o impone algo las cosas salen mal, y van a peor en función de que la imposición sean mayor.
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