Siempre creí que Madrid era la mejor ciudad del mundo. Hasta que conocí Sevilla. Tuve la oportunidad de vivir allí por ocho meses y me enamoré de esa ciudad. Seguí encantado de vivir en Madrid, pero me escapaba cada vez que podía a Sevilla. Ese río Guadalquivir, ese Parque María Luisa, esa Plaza de España, esa Giralda y esa Torre del Oro, ese barrio de Santa Cruz, entre muchos otros lugares encantadores que hacen de Sevilla una ciudad única en el mundo. Desde entonces me considero unido sentimentalmente a Sevilla.
Y por eso me he alegrado, y mucho, de que el Sevilla haya conquistado proclamarse campeón de la UEFA Europa League, al ganar en los penaltis a la Roma por cuatro a uno tras empatar el tiempo reglamentario a un gol. Bien por el Sevilla.
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