lunes, 10 de septiembre de 2012

Romney, el candidato mormón que cambió de opinión sobre el aborto

Lo tiene difícil el candidato republicano a ser Presidente de Estados Unidos. Por un lado Obama cuenta con el apoyo total de "los suyos", es decir, de negros e hispanos, mientras que la religión de Romney no inspira ningunas simpatías entre muchos de "los de él", o sea, en el grueso de los evangélicos republicanos. Muchos lectores dirán que es una estupidez guiarse por la religión de un candidato, pero no creo que eso vaya a impresionar mucho a los habitantes del llamado "cinturón bíblico americano", muchos de los cuales creo que al final optarán por quedarse en casa sin apoyar ni a uno ni a otro. Y es que, además, el cambio de opinión de Romney sobre el aborto del año 1994 al presente no le deja en muy buena posición.

Por otro lado, si es verdad que los americanos votan con la cartera, esa cartera por lo menos no creo que les haga votar contra Obama. No tengo tiempo ni ganas de buscar estadísticas oficiales, pero en mi experiencia personal conozco un montón de personas que tienen dos trabajaos, y respecto al desesempleo real, la peor que le puede pasar a un americano que necesite un trabajo y no lo encuentre es es tener que mudarse a otro estado de casi nulo desempleo.

Con esas perspectivas no creo que Romney consiga arrebatarle la Casa Blanca a Obama. Aunque algo sí tiene a favor, y es que mis previsiones casi siempre son erróneas.

martes, 4 de septiembre de 2012

De vuelta, y con elecciones

Ando metido en otras cuestiones que me dejan poco o nada de tiempo para el blog. Pero por aquí estoy, aunque sea para saludar y poco más.

Las elecciones gallegas y vascas están a la vuelta de la esquina. Y las dos tienen su atractivo.

Las primeras porque si el PP pierde la mayoría absoluta será el primer signo de que a los de este partido se les están atragantando las cosas casi desde el principio. Vamos, que sería tiempo de que Rajoy empezará a poner sus barbas en remojo, casi nada más llegar a La Moncloa.

Las segundas supondrán un giro dramático en lo que al País Vasco se refiere, lo que afectará sin duda también a la política nacional. Tampoco creo que sea como para llevarse las manos a la cabeza, porque gobiernos vascos apoyados exclusivamente en los nacionalistas y enfrentados al Gobierno central los ha habido en el pasado, y aquí estamos.

Y en cuanto a la política nacional, triste papel el del Gobierno del PP, sumido en lo económico en un quiero pero no puedo, sin capacidad alguna para enderezar los desastres del zapaterismo.