Ando metido en otras cuestiones que me dejan poco o nada de tiempo para el blog. Pero por aquí estoy, aunque sea para saludar y poco más.
Las elecciones gallegas y vascas están a la vuelta de la esquina. Y las dos tienen su atractivo.
Las primeras porque si el PP pierde la mayoría absoluta será el primer signo de que a los de este partido se les están atragantando las cosas casi desde el principio. Vamos, que sería tiempo de que Rajoy empezará a poner sus barbas en remojo, casi nada más llegar a La Moncloa.
Las segundas supondrán un giro dramático en lo que al País Vasco se refiere, lo que afectará sin duda también a la política nacional. Tampoco creo que sea como para llevarse las manos a la cabeza, porque gobiernos vascos apoyados exclusivamente en los nacionalistas y enfrentados al Gobierno central los ha habido en el pasado, y aquí estamos.
Y en cuanto a la política nacional, triste papel el del Gobierno del PP, sumido en lo económico en un quiero pero no puedo, sin capacidad alguna para enderezar los desastres del zapaterismo.
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