Desde hace tiempo viene siendo norma en la izquierda latinoamericana mirar para fuera o para atrás, lo que más convenga. Para fuera para cargar las culpas de las situaciones de sus países. Para atrás para desviar la atención del presente.
Lo de mirar afuera lo ha llevado a la práctica, por ejemplo, AMLO en México, cargando las culpas de la desastrosa situación del país a España. Lo mismo que han hecho sistemáticamente los izquierdistas bolivianos, para quien la caída en picado desde hace decenios de la economía del país es culpa de España (por robarle el oro), de Estados Unidos (por robarle las materias primas) y de Chile (por robarle el mar). Uno que hizo las dos cosas, mirar atrás (a Simón Bolivar) y afuera (para echar la culpa de todo a Estados Unidos) fue el venezolano Hugo Chávez. Las consecuencias económicas para los tres países mencionados están a la vista.
Y ahora se suma a la lista el colombiano Gustavo Petro, por lo pronto montando una auténtica bufonada con la espada de Bolivar. Veremos si se queda ahí o pasa a echarle la culpa de todo lo malo que pasa en Colombia a otros países.
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