Vaya por delante que lo
de la porno-gincana infantil y juvenil de
Vilasar de Mar me parece una auténtica barbaridad, merecedora de que acabe en los tribunales.
Pero lo peor es que, con ser gravísimo el hecho, es solamente un síntoma de algo mucho peor, la decadencia moral de España. La cual empezó, como he dicho otras veces, el 28 de octubre de 1982, día en el que los votantes españoles escogieron por amplia mayoría que dirigiera sus destinos el PSOE, cuando tenían varias opciones mucho más moderadas.
Se podrá decir que no sabían lo que se avecinaba, pero lo cierto es que persistieron en ese mismo decadente camino hasta el día de hoy (con la excepción, tal vez, del mandato de Aznar; el de Rajoy, ni eso). Y ahora se quejan. Después de cuarenta años (que se dice pronto) animando, primero a jóvenes, luego incluyeron a los niños, a experimentar sexualmente absolutamente todo, sin ningún tipo de control moral.
Pues lo que hay es lo que hay, porque el que siembra vientos recoge tempestades. Y mucho me temo que no será lo que habrá, porque toda situación tiene la posibilidad de empeorar.
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