martes, 26 de septiembre de 2017

¿Más cerca de la guerra (tal vez nuclear) entre Estados Unidos y Corea del Norte?

Entre toda la ola de noticas sobre el desafío independentista catalán tal vez se nos puede pasar por alto que el mundo puede estar al borde de una guerra entre Estados Unidos y Corea del Norte, que podría llegar a ser nuclear. Tres noticias sobre el tema:
1. Un misil lanzado por Corea del Norte sobrevuela territorio de Japón antes de caer al mar cerca de Hokkaido.

2. Bombarderos de Estados Unidos vuelan cerca de Corea del Norte en una demostración de fuerza, según el Pentágono.

3. Corea del Norte acusa a Donald Trump de declararle la guerra y se reserva el derecho de derribar aviones militares de Estados Unidos [aunque no estén en su espacio aéreo].

Hace muchos años (más de veinte) hablé con un militar estadounidense en San Antonio que había estado en una de las bases militares que este país tiene en Japón o Corea del Sur (no recuerdo exactamente ese punto). Era durante una de las provocaciones verbales del entonces dictador norcoreano Kim Jong-il, padre del actual. Me decía mi informador que no pasaba nada, que no había que preocuparse, porque eso sucedía cuando había sequía en Corea del Norte y se aproximaba el invierno, como una forma de presión para que la comunidad internacional enviase grandes cantidades de arroz para alimentar a la población a cambio de que el dictador desistiese de sus amenazas. Y efectivamente así sucedió; semanas o meses después la crisis internacional desapareció y Corea del Norte recibió una gran cantidad de arroz.

Cuento lo anterior porque me da la impresión de que el padre del actual dictador era más pragmático que su hijo. Arroz por paz y punto. Pero parece que Kim Jong-un no piense lo mismo. Creo que el desinterés por su propio pueblo es bastante mayor que el de su progenitor. Y tampoco sabemos mucho de su estado mental, pero las apariencias dicen que puede padecer de una egolatría que le haga ver poco más allá de su propio ombligo.

Puestas así las cosas todo es posible con un individuo semejante. Ya ha cruzado la línea roja del misil sobrevolando Japón. ¿Cruzará la otra, sin vuelta atrás, de derribar un avión de combate estadounidense? Quiero creer que no. Y quiero creerlo porque si lo hiciera casi con toda seguridad acabaría en manos de Estados Unidos, vivo o muerto; y eso, su propia existencia, es lo único que realmente parece interesarle. Quiero creer, repito, que no lo hará. Pero no estoy seguro. Y si Corea del Norte efectivamente derribara un avión de guerra de Estados Unidos lo más probable es que este último país reaccionara con un durísimo ataque contra Corea del Norte con armas convencionales, terreno en el que evidentemente no hay color.

Pero la pregunta siguiente es evidente: ¿llevaría a cabo entonces Corea del Norte un ataque nuclear contra instalaciones militares estadounidenses en Guam, Corea del Sur o Japón? Y la respuesta que tengo es esta: no estoy seguro, pero pienso que sí.

Así están las cosas en este momento. Mal, pero sin que haya sucedido nada irreversible. Lo malo es que un error de cálculo por cualquiera de las partes puede desencadenar una guerra de imprevisibles consecuencias. Esperemos que no suceda.

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