Original en portugués:
Texto en español:
Señoras y señores,
Con humildad, vuelvo a esta Casa, donde, por 28 años, me empeñé en servir a la nación brasileña, traté grandes embates y acumulé experiencias y aprendizajes, que me dieron la oportunidad de crecer y madurar.
Vuelvo a esta Casa, no más como diputado, sino como Presidente de la República Federativa del Brasil, mandato a mí confiado por la voluntad soberana del pueblo brasileño.
Hoy, aquí estoy, fortalecido, emocionado y profundamente agradecido, a Dios por mi vida ya los brasileños, por confiarme a mí la honrosa misión de gobernar Brasil, en este período de grandes desafíos y, al mismo tiempo, de enorme esperanza.
Aprovecho este momento solemne y convoco, cada uno de los congresistas, para ayudarme en la misión de restaurar y de reerguer nuestra patria, liberándola definitivamente del yugo de la corrupción, la criminalidad, la irresponsabilidad económica y la sumisión ideológica.
Tenemos ante nosotros una oportunidad única de reconstruir nuestro país y de rescatar la esperanza de nuestros compatriotas.
Estoy seguro de que enfrentaremos enormes desafíos, pero si tenemos la sabiduría de escuchar la voz del pueblo, alcanzaremos éxito en nuestros objetivos, y, por ejemplo y por el trabajo, llevaremos a las futuras generaciones a seguirnos en esta tarea gloriosa.
Vamos a unir al pueblo, valorar la familia, respetar las religiones y nuestra tradición judeocristiana, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores. Brasil volverá a ser un país libre de amarras ideológicas.
Quiero compartir el poder, de forma progresiva, responsable y consciente, de Brasilia a Brasil; del Poder Central para Estados y Municipios.
Mi campaña electoral atendió al llamado de las calles y forjó el compromiso de colocar a Brasil por encima de todo, y Dios por encima de todos.
Por eso, cuando los enemigos de la patria, del orden y de la libertad intentaron poner fin a mi vida, millones de brasileños se fueron a las calles. Una campaña electoral se transformó en un movimiento cívico, se cubrió de verde y amarillo, se tornó espontáneo, fuerte e indestructible, y nos trajo hasta aquí.
Nada ocurriría sin el esfuerzo y el compromiso de cada uno de los brasileños que tomaron las calles para preservar nuestra libertad y democracia.
Reafirmo mi compromiso de construir una sociedad sin discriminación o división.
De aquí en adelante, nos guiar por la voluntad soberana de aquellos brasileños: que quieren buenas escuelas, capaces de preparar a sus hijos para el mercado de trabajo y no para la militancia política; que sueñan con la libertad de ir y venir, sin ser víctimas del crimen; que desean conquistar, por el mérito, buenos empleos y sostener con dignidad a sus familias; que exigen salud, educación, infraestructura y saneamiento básico, en respeto a los derechos y garantías fundamentales de nuestra Constitución.
El Pabellón Nacional nos remite al "ORDEN Y AL PROGRESO".
Ninguna sociedad se desarrolla sin respetar estos preceptos.
El ciudadano de bien merece disponer de medios para defenderse, respetando el referéndum de 2005, cuando optó en las urnas por el derecho a la legítima defensa.
Vamos a honrar y valorar a aquellos que sacrifican sus vidas en nombre de nuestra seguridad y de la seguridad de nuestros familiares.
Contamos con el apoyo del Congreso Nacional para dar el respaldo jurídico a los policías para realizar su trabajo.
¡Ellos merecen y deben ser respetados!
Nuestras Fuerzas Armadas tendrán las condiciones necesarias para cumplir su misión constitucional de defensa de la soberanía, del territorio nacional y de las instituciones democráticas, manteniendo sus capacidades disuasorias para resguardar nuestra soberanía y proteger nuestras fronteras.
Montamos nuestro equipo de forma técnica, sin el tradicional sesgo político que hizo nuestro estado ineficiente y corrupto.
Vamos a valorar el Parlamento, rescatando la legitimidad y la credibilidad del Congreso Nacional.
En la economía traemos la marca de la confianza, del interés nacional, del libre mercado y de la eficiencia.
Confianza en el compromiso de que el gobierno no gastará más que recaudado y en la garantía de que las reglas, los contratos y las propiedades serán respetados.
Realizamos reformas estructurantes, que serán esenciales para la salud financiera y la sostenibilidad de las cuentas públicas, transformando el escenario económico y abriendo nuevas oportunidades.
Necesitamos crear un ciclo virtuoso para la economía que traiga la confianza necesaria para permitir abrir nuestros mercados al comercio internacional, estimulando la competencia, la productividad y la eficacia, sin el sesgo ideológico.
En este proceso de recuperación del crecimiento, el sector agropecuario seguirá desempeñando un papel decisivo, en perfecta armonía con la preservación del medio ambiente.
De la misma forma, todo sector productivo tendrá un aumento de la eficiencia, con menos reglamentación y burocracia.
Estos desafíos sólo serán resueltos mediante un verdadero pacto nacional entre la sociedad y los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, en la búsqueda de nuevos caminos para un nuevo Brasil.
Una de mis prioridades es proteger y revigorizar la democracia brasileña, trabajando arduamente para que deje de ser sólo una promesa formal y distante y pase a ser un componente sustancial y tangible de la vida política brasileña, con el respeto al Estado Democrático.
La construcción de una nación más justa y desarrollada requiere la ruptura con prácticas que se mostraron nefastas para todos nosotros, maculando la clase política y retrasando el progreso.
La irresponsabilidad nos condujo a la mayor crisis ética, moral y económica de nuestra historia.
Hoy empezamos un trabajo arduo para que Brasil inicie un nuevo capítulo de su historia.
Un capítulo en el que Brasil será visto como un país fuerte, pujante, confiado y audaz.
La política exterior retomará su papel en la defensa de la soberanía, en la construcción de la grandeza y en el fomento al desarrollo de Brasil.
Señoras y señores congresistas,
Dejo esta casa, hacia el Palacio del Planalto, con la misión de representar al pueblo brasileño.
Con la bendición de Dios, el apoyo de mi familia y la fuerza del pueblo brasileño, trabajaré incansablemente para que Brasil se encuentre con su destino y se convierta en la gran nación que todos queremos.
Muchas gracias a todos ustedes.
¡BRASIL POR ENCIMA DE TODO!
¡DIOS POR ENCIMA DE TODOS!
Mañana intento dar mi opinión.
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