Tengo que reconocer que cuando al principio leí sobre Jair Bolsonaro se me dispararon todas las alarmas. Por cosas que dijo en el pasado y porque no me gustan los militares metidos a gobernantes. Pero también tengo que reconocer que me sorprendieron positivamente sus primeros discursos como Presidente. Habla de principios, de moral, de familia, de orden. Y sobre todo de Dios. Sin imponer nada a nadie. Defendiendo la libertad de todos. Potenciando el trabajo y la educación. Suena bien.
Creo que merece el beneficio de la duda. Pienso que no lo puedo hacer peor que sus predecesores del PT. Habrá que ver, eso sí, el camino que toma en los próximos tiempos. Porque una cosa es predicar y otra muy diferente dar trigo. Pero por lo pronto le doy una confianza sin entusiasmo. Creo que vale la pena.
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