Lo dije para poder decir que lo había dicho:
Vox en Andalucía acabará apoyando el gobierno PP-Cs, y todo lo que estamos leyendo en estos días es puro postureo de cara a sus votantes. Terminará arañando algunas migajas y las utilzará como justificación ante los suyos para el apoyo.
Y pasó.
Era evidente. Vox no se podía permitir dejar que los socialistas siguieran al frente de Andalucía porque eso haría que en las próximas citas electorales los que van a las urnas en plan voto útil regresaran al PP. Y el PP se ha acercado a Vox con la idea de que muchos votantes vean su giro y vuelvan a casa.
El caso más interesante es el de Ciudadanos. Y a la vez el más humillante para Vox. Los de color naranja están en otra onda. Saben que el desplazamiento hacia la izquierda y hacia el secesionismo del PSOE les deja un amplio margen para crecer por ese lado. Y están completamente al alza. Incluso es posible que rebasen al PP y Rivera pueda ser el presidente de la triple alianza. Lo último que quieren en esas circunstancias es un acercamiento a Vox, que ahuyentaría a todos esos votantes socialistas que están pensando pasarse a Ciudadanos. Así que estaban dispuestos incluso a perder la Junta de Andalucía si Vox no transigía. Algo que, repito, los voxeros no se podían permitir. Así que al final Vox ha tenido que aceptar el humillante ninguneo de Ciudadanos (querían una foto a tres con los centristas, la cual ni se ha producido ni se va a producir) y va a apoyar el pacto de PP-Cs por unas cuantas migajas en un acuerdo únicamente con el PP.
Lo divertido va a ser leer a los que apoyaban en las redes sociales la línea dura de Vox. He llegado a leer que si los de Vox apoyaban este pacto PP-Cs serían unos maricomplejines. ¿Y ahora qué? Ellos no sé. Yo a reírme.
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