En mis debates en internet me he encontrado en muchas ocasiones con personajes ultras, tanto de derechas como de izquierdas, que ante la carencia de argumentos por su parte se han dedicado a crear lo que comúnmente llamamos un hombre de paja, es decir, tergivesar lo que yo digo (o envolverlo en aviesas intenciones por mi parte), para luego dedicarse a argumentar no contra lo que yo digo, sino contra esa tergiversación o esas supuestas oscuras intenciones.
Sin duda el hombre de paja es muy popular en los debates. Cuando no se puede argumentar contra el interlocutor real, se crea uno según los propios deseos y luego se le atiza sin misericordia. Cosas de los extremismos.
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