Escribía yo ayer que lo que se aproxima no parece que vaya a ser nada bueno. Y terminaba preguntándome por la posible solución. Vamos con ello.
Independientemente de que el desastre sea pequeño, mediano, grande o enorme (porque desastre va a haber, eso está claro), la solución deberá empezar por convocar elecciones generales anticipadas, para que los gobernados emitan su opinión sobre quien desean que los gobierne en esta nueva situación.
A partir de ahí lo necesarío será un hombre o una mujer que se eche a la espalda el país, con el apoyo de la mayor cantidad posible del arco parlamentario (hablar de la totalidad es un utopía, porque siempre habrá radicales que intentarán pescar en río revuelto). Un hombre o una mujer con la capacidad de exponerle al país la verdad de la difícil situación, así como los sacrificios que serán necesarios para salir del atolladero. Lo ideal sería un Gobierno de coalición o concentración entre los principales partidos políticos, pero de no ser posible al menos se necesitaría que esos partidos apoyaran desde fuera al Gobierno.
Y a partir de ese punto habrá que buscar un consenso de los distintos representantes de la sociedad civil, principalmnente de los trabajadores y empresarios, para iniciar una reconstrucción económica y controlar un posible estallido social, que solamente empeoraría la situación. Las recetas económicas son de sobra conocidas. Flexibilizar el despido para que ningún empresario tenga miedo a contratar. Y ayudar en la medida de lo posible a los más necesitados.
A partir de ahí, independientemente de quien lidere el Gobierno, se podría hablar de entrar en la solución al problema. Y, como dije ayer, aquí no se trata de ideología, sino de sentido común, en este caso para salir del atolladero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.