Lo que he ido escribiendo y enlazando por aquí en los últimos días la verdad es que no es de amigo.
La peor crisis sanitaria en España desde la Guerra Civil, que derivará en una brutal crisis económica, para solucionar la cual se tiene puesta la esperanza en la ayuda de la Unión Europea, una ayuda que casi no va a llegar (llegará algo, sí, pero mínimamente y con condiciones), por el hecho de que simplemente no hay suficiente dinero, y el poco que existe cada país lo dedicará a solucionar sus propios problemas.
Ello hará que las consecuencias sociales sean imprevisibles, aunque todo apunta a que serán o malas o mucho peores; en este segundo caso podría incluir una estallido social como nunca ha existido antes en España, repito, desde la Guerra Civil.
Probablemente el Gobierno caerá, ya que Podemos lo abandonará, y el Presidente se verá forzado a convocar elecciones generales anticipadas, para elegir un nuevo Gobierno que podría verse obligado a tomar unas decisiones draconianas.
Y todo este escenario podría empeorar (sí, aunque parezca increíble, pero toda situación tiene siempre la posibilidad de ser peor) si en el otoño, posiblemente en octubre, hay una vuelta del virus (se contemplan tres posibilidades, que sea, con respecto a lo pasado y presente, más leve, igual, pero también peor), ya que en esas circunstancias el Gobierno no podría confinar a la gente en sus casas para evitar el contagio, debido a que la salvaje crisis económica ya no lo permitiría (no quiero ni imaginar lo que podría suceder si el rebrote es peor que el actual).
Vamos, que estamos hablando de una posible crisis con cuatro vertientes: sanitaria, económica, social y política. Y de unos niveles altísimos.
Sé que todo eso suena simplemente terrorífico. Espero que no pase. Pero ahora mismo es lo a que apuntan, objetivamente, todos los indicadores, tanto económicos como políticos. Independientemente de su ideología. Porque aquí no estamos hablando ya de posiciones ideológicas, sino simple y llanamente de realismo.
Aunque, como se dice, el futuro no está escrito. Así que todo puede ser mejor de lo previsto. Espero que sea así.
¿Y habrá solución a todo ese desastre? Bueno, siempre hay solución. Pero eso lo dejamos para mañana.
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