En los digitales antigubernamentales
que suelo leer le están atizando a Inés
Arrimadas hasta en el carnet de identidad (en muchos casos de forma incluso grosera y/o machista). Yo por mi parte entiendo el movimiento de la líder centrista con la presentación de sendas mociones de censura en Murcia, comunidad y capital. Porque la otra opción era esperar a que poco a poco el PP se merendase al partido naranja. Vamos, que solamente tenía dos alternativas, o hacer una fusión con el PP de Pablo Casado o hacer algo para intentar que Ciudadanos permanezca vivo y en el centro. Y ha optado por lo segundo.
Ahora bien, que yo lo entienda no quiere decir que vaya a salir bien. La operación tiene muchos riesgos. El mayor es que, al confirmarse que Ciudadanos es un partido a la baja, e irse hacia la izquierda después de haberse ido a la derecha (ahora, además, deberán pactar de forma indirecta con Podemos, después de haberlo hecho con Vox), los que votaron al partido naranja, visto que el mismo solo puede servir de apoyo a uno de los dos grandes, sin saberse previamente a cual, opten por votar al grande de su preferencia.
La primera prueba de lo anterior la tendremos el 4 de mayo en Madrid (estoy seguro de que habrá elecciones y que las mociones de censura, presentadas después de la decisión de Ayuso de convocar elecciones, no tienen ningún recorrido). Si Ciudadanos cosecha un muy mal resultado puede que ser que el triple salto mortal sin red de Arrimadas le salga mal y se estampe contra el suelo. Aunque también puede ser, si Ciudadanos es necesario para formar Gobierno, tanto a derecha como a izquierda, que el personal se ponga en pie y aplauda a rabiar el éxito del mencionado triple salto mortal sin red de la jerezana. Veremos. El espectáculo del circo político de la partidocracia española debe continuar.
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