En Europa en general y
en España en particular (con alguna excepción, como es el caso de Francia, por ejemplo) se ha seguido una filosofía energética casi suicida
(en algunos casos sin el casi) al depender para sus fuentes de energía, que es lo mismo que decir para su progreso, del extranjero, en forma sobre todo de petróleo y gas.
No volveré a tratar el ya manido tema de Rusia. Lo que pretendo decir es que esa política energética, basada en la ideología y no en el sentido común, ya la están pagando europeos y españoles, en dinero contante y sonante, y no solamente ahora, con la crisis rusa, sino desde hace mucho tiempo. Para ser exactos desde que renunciaron a las fuentes de energía propias, como el carbón o la nuclear, que es, por ejemplo, el caso de España.
Y con esto entramos en el tema de España, interesante donde los haya. Desde hace mucho tiempo se renunció al carbón (muy contaminante, dicen) y a la nuclear (muy peligrosa, cuentan). Pero también se renunció a buscar petróleo y gas en el subsuelo español. Del primero habría que hacer prospeciones, sobre todo en aguas canarias, y tal vez podría llegar al autoconsumo, lo que sería genial; del segundo dicen los expertos que hay bastante, puede que igualmente suficiente para el autoconsumo. Pero la ideología ecologista ha primado sobre la lógica y para que no le montaran manifestaciones, sentadas y demás ningún Gobierno se ha atrevido a lo largo de décadas a enfrentar el asunto, en beneficio de los ciudadanos y no de un pequeño grupo de activistas. Activistas a quienes se les llena la boca diciendo que hay que buscar fuentes de energía completamente limpias, como la solar y la eólica... que producen el 1.08% de la energía que necesita España (sí, lo ideal sería que toda la energía viniera de esas fuentes, pero por ahora no es posible, como demuestran los números).
Lo anterior ya ha tenido un alto costo en el recibo de la luz y del gas de los españoles, a lo que cabría añadir la gasolina. Evidentemente comprar las fuentes de energía al extranjero es muchísimo más caro que tenerlas en casa. Por no decir que los mercados (es decir, los bolsillos de los usuarios) quedan mucho más afectados por los vaivenes internacionales. Sí, con la crisis actual hubieran subido los precios de la electricidad y el gas incluso si España tuviera fuentes propias... pero muchísimo menos que lo que han subido actualmente. Pongo el ejemplo de donde vivo, Estados Unidos, que es autosuficiente energéticamente; los precios han subido, sí, pero no se han disparado hasta el punto de afectar a nuestro nivel de vida.
Los españoles llevan ya muchos años pagando la ideología energética, y con mucho dinero. Otra cosa es que se les haya ocultado, por intereses de una minoria (los ecologistas) en contra de los ciudadanos. Ahora, por supuesto, las consecuencias son mayores y ya no se ha podido ocultar la realidad a los consumidores. Pero esa realidad la llevan costeando con su dinero (y, repito, mucho) desde hace ya mucho tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.