Dice Lopez Obrador, Presidente de México, sobre la matanza acaecida en El Paso:
Tenemos que buscar resolver en todas partes nuestros problemas con la fraternidad. Abrazos, no balazos.
Supongo que es la misma fraternidad y son los mismos abrazos que dan los miembros de las narcomafias a los que no hacen lo que ellos quieren en las zonas que el gobierno no controla de México (que probablemente sean la mayoría) de ese estado fallido. Porque habría que recordarle a López Obrador que los crímenes en Estados Unidos, con ser terribles (todo crimen lo es), son númericamente una nimiedad con los que se cometen en México.
Pero lo dicho por el máximo mandatario mexicano se queda en poco al lado de las palabras de Marcelo Ebrard, su Ministro de Asuntos Exteriores:
El presidente de la República me ha instruido para que esta indignación de México se traduzca en (…) acciones legales eficaces, prontas, expeditas y contundentes para que México coadyuve y exija que se den las condiciones para proteger a (…) las mexicanas y mexicanos en Estados Unidos.
Y supongo que se quedó tan ancho. Porque los seis mexicanos asesinados en El Paso, para empezar, son menos que los catorce no mexicanos que fueron igualmente asesinados en la misma matanza. Pero son infinitamente menos que los extranjeros que son asesinados en México por las narcomafias y que se quedan totalmente impunes; por no hablar de los propios mexicanos. Estados Unidos protege a todos, incluidos los mexicanos, infinitamente mejor que lo hace México con sus nacionales (y extranjeros) en su territorio.
Evidentemente ya sabíamos de la demagogia de López Obrador y sus cercanos. Pero este nivel de estupoidez en esa demagogia la verdad es que no me lo esperaba. Con dirigentes como estos (que hacen buena la estupidez del propio Trump, por ejemplo) no me extraña que México esté donde está (y cada vez peor, y sin esperanzas de mejorar).
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