Continuamente se nos habla de que el cambio climático traerá una inmensidad de desastres naturales. Pero lo que olvidan nuestros informantes es decirnos también que esos desastres naturales han estado presentes en nuestro planeta desde el principio... y seguirán.
Buscando encontrá una interesante noticia titulada Los desastres naturales más impactantes de la historia. Copiaré algunos de ellos, alejados en el tiempo lo suficiente para que no puedan ser achacado al cambio climático producido por el ser humano por el que vamos a morir todos. Iré desde los más cercanos a los más lejanos.
El ciclón Bhola de 1970 fue un devastador ciclón tropical que golpeó el antiguo Pakistán Oriental (actual Bangladés) y el estado de Bengala Occidental, India. Fue el ciclón tropical más mortal jamás registrado. Se calcula que hasta 500 000 personas perdieron su vida en la tormenta, principalmente debido a la marejada ciclónica.
El megatsunami de Alaska, en 1958. Un fuerte sismo, de 8,3 grados en la escala de Richter, hizo que se derrumbara prácticamente una montaña entera, generando una pared de agua que se elevó a 516 metros, convirtiéndose en la ola más grande de la que se tenga registro.
Incendios forestales en Australia en 1939. Son considerados como la una de las series de incendios forestales peores en el mundo. Casi 20,000 km² (4,942,000 acres, 2,000,000 hectáreas) de tierra fueron arrasadas por las llamas, 71 personas murieron y muchas ciudades fueron completamente destruidas.
Inundación del Río Amarillo, en China, en 1931. Este desastre causó de 1,000,000 a 4,000,000 muertes en el año 1931, y es considerado como el desastre natural más devastador que se haya registrado en toda la historia. Lamentablemente repitió la inundación del año 1887, que ya había causado la suma de 900,000 a 2,000,000 muertes.
El Terremto en Kanto, Japon, en 1923. Tuvo una magnitud de 7,8 grados en la escala de Richter. Al menos 105.385 personas murieron y otras 37.000 quedaron desaparecidas, posiblemente muertas.
Explosión del Krakatoa, en 1883 en Indonesia. La erupción fue uno de los desastres naturales más catastróficos de la historia. Los efectos se experimentaron en una escala global. Cenizas finas de la erupción fueron llevadas por los vientos de nivel superior a lugares tan lejanos como Nueva York. La explosión se escuchó a más de 3000 kilómetros de distancia.
El ciclón que atacó la ciudad de Coringa, en la India, en 1839, que produjo una marejada ciclónica de unos 14 metros de altura. Murieron trescientas mil personas y naufragaron más de veinte mil navíos.
Erupción del volcal Tambora, en Indonesia, en 1815. Esta violenta explosión causo 10.000 muertes de forma directa por las explosiones y cerca de 82.000 más a causa de daños, hambre y otras de sus repercusiones. Lo cual hace ascender el número de bajas a 92.000 personas siendo esta la mayor cantidad de bajas humanas producidas por un volcán de las que se tiene constancia.
El Gran Huracán de las Antillas, en 1780. Alrededor de 22 mil personas murieron cuando la tormenta azotó Martinica, Sint Eustatius y Barbados.
Terremoto y maremoto de Lisboca (Portugal) en 1755. Se caracterizó por su gran duración, dividida en varias fases, y por su virulencia, causando la muerte de entre 60.000 y 100.000 personas. El relato que leemos en la Wikipedia es espantoso. Duró entre tres minutos y medio y seis minutos, produciendo grietas gigantescas de cinco metros de ancho que se abrieron en el centro de la ciudad. Se pudo observar en el puerto como el agua empezó a retroceder, revelando el lecho del mar. Cuarenta minutos después del terremoto, tres tsunamis de entre 6 y 20 metros engulleron el puerto y la zona del centro, subiendo aguas arriba por el río Tajo. De una población lisboeta de 275.000 habitantes, unas 90.000 personas murieron. Otras 10.000 murieron en Marruecos, mientras que en Ayamonte (Huelva, España) murieron más de 1.000 personas, y se registraron víctimas y daños de consideración en más puntos del sur de España y de toda la península ibérica. Aunque generalmente se le llama terremoto de Lisboa, fue en España y Portugal donde la sacudida alcanzó su mayor violencia, sus efectos se extendieron por la mayor parte de Europa, África y América. Se sintió en Groenlandia, las Antillas, Madeira, Noruega, Suecia, Gran Bretaña e Irlanda. La conmoción fue casi tan violenta en África como en Europa. Gran parte de Argel fue destruida; y a corta distancia de Marruecos, un pueblo de ocho a diez mil habitantes desapareció. Una ola formidable barrió las costas de España y África, sumergiendo ciudades y causando inmensa desolación.
El terremoto de Shaanxi, en China, en 1556. Es el terremoto más mortífero del que se tiene constancia, en el cual murieron aproximadamente 830.000 personas.
Erupción volcánica en Pompeya (Antigua Roma) en el 79. Tras la erupción el pueblo de Pompeya quedo sepultado con sus 22.000 habitantes.
Hasta aquí la lista, que es, evidentmente, un resumen, porque a lo largo de la historia de la humanidad de han producido catástrofes incluso superiores a las mencionadas. Y aquí estamos. Y seguirán produciéndose, por desgracia. La diferencia con nuestra época es que ahora podemos seguir el desastre y sus consecuencias prácticamente en directo, lo que amplifica su magnitud.
¿Podemos imaginar cuál sería la reacción hoy en día de los defensores de la teoría del cambio climático producido por el efecto del ser humano ante una de esas tragedias? Evidentemente echar la culpa del desastre a la acción del ser humano.
Repito, en algún momento viviremos alguno de estos desastres naturales. Y la culpa no será del ser humano. Son cosas que suceden en nuestro planeta. Lo único que hay que hacer ante ello, por difícil que sea, es reconstruir y seguir adelante. Sin inventar culpables que no existen.
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