Comparecencia de Pablo Casado: Debido a las excepcionales condiciones que se están viviendo en España quiero hacerle un ofrecimiento igualmente excepcional a Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno en funciones. Le ofrezco que el Partido Socialista Obrero Español y el Partido Popular se unan en un Gobierno de coalición, cada partido con una parte de este Gobierno proporcional a los diputados que les han otorgado los españoles. Pongo como condición para este Gobierno de coalición que un Gobierno de coalición en las mismas condiciones se lleve a la práctica en Navarra entre los partidos Navarra Suma y el Partido Socialista de Navarra. De este modo podremos dar estabilidad a nuestra nación y el Gobierno no dependerá de las fuerzas política que quieren destruirla. Igualmente Pedro Sánchez podrá cumplir sus promesas de la camoaña electoral de incluir en el Código Penal el delito de convocatoria ilegal de referéndum y de hacer una ley que garantice la neutralidad de la televisión pública catalana. También podremos estudiar y aprobar una reforma de la Ley Electoral que haga que el Gobierno de la nación no vuelva a depender de las fuerzas minoritarias. Quedo a la disposición de los periodistas para responder a todas las cuestiones que tengan a bien plantearme.
O algo así.
¿Tiene riesgos esa oferta? Por supuesto. Si Pedro Sánchez la aceptará podría dejar la oposición en manos de Vox por la derecha (y de Podemos por la izquierda). Pero también es cierto que si se hace en condiciones los votantes valorarían la estabilidad gubernamental y probablemente la súbida de Vox (y Podemos) no sucedería.
¿Podría Pedro Sánchez tras seis meses (por ejemplo) romper el pacto y cesar a los ministros del PP, para seguidamente buscar apoyos puntuales en Podemos y los independentistas? Sí, podría. Pero es no tan fácil, porque difícilmente dichos partidos aceptarían ser ese plato de segunda mesa. Por no decir que los votantes verían la maniobra y castigarían a Sánchez en las siguientes elecciones.
Pero lo más probable es que Pedro Sánchez, en su arrogancia, ni tan siquiera considerara la propuesta de Casado y pasara olímpicamente de ella (y posiblemente de forma despreciativa). Porque el pacto con Iglesias está cerrado y solo falta el añadido de ERC. A lo que cabe añadir que las bases socialistas difícilmente aceptarían ese Gobierno de coalición PSOE-PP.
Pero ese ofrecimiento de Pablo Casado pondría la pelota en el tejado de Pedro Sánchez. No podría decir que el partido de la gaviota se ha negado a todo. Y dejaría claro que si sigue la senda de pactar con extremistas y separatistas es porque así lo desea.
Y sobre todo Pablo Casado haría lo que debería hacer, independientemente de las consecuencias. Probablemente mucho pedir en la política española, donde los políticos ponen sus intereses personales primero, los de su partido después, y los de España en tercer lugar. Empezando por Sánchez, claro está, que lo hace de la forma más evidente y grosera. Pero a quién le sigue, sin tanta evidencia y sin grosería, Pablo Casado.
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