Lo que se ha podido ver en el debate de la cadena SER es una estrategia conjunta, probablemente no pactada explícitamente, pero sí de forma implícita, entre los representantes de la extrema derecha y la extrema izquierda que se presentan como candidatos a la Presidencia de Madrid, Rocío Monasterio por Vox y Pablo Iglesias por Podemos. A ambos les interesa esa campaña de pelea en el barro, porque a ambos les va a dar votos. A ninguno de los dos les importa lo más mínimo el bienestar de los madrileños, sino únicamente su bienestar propio y el de sus partidos.
Vox sin duda conseguirá arañar algunos votos de los muy cafeteros del PP. Pero a costa de movilizar a la izquierda, que estaba muy desmovilizada, y que puede hacer que muchos de los que no pensaban ir a votar lo hagan, a favor de Podemos o Más Madrid, o en menor medida del PSOE.
¿Tan difícil era para Rocío Monasterio decir "claro que condenamos las amenazas de muerte a Iglesias, pero lo que nos parece una auténtica barbaridad es que el señor Iglesias siga sin condenar no ya las amenazas, sino los hechos violentos contra Vox, los cuales no solamente no condena, sino que además alienta"? Pero no, tenía que montarla parda, dándole al líder podemero la posibilidad de hacerse la víctima y a Gabilondo y García intentar rescatar voto de la abstención.
Como dicen todos, este debate ha reventado la campaña. Quedan diez largos días para las elecciones madrileñas, en los que los partidos de izquierda van a buscar movilizar a los que se iban a quedar en su casa. Cabe la posibilidad de que la extrategia de los voxeros les de la victoria a los izquierdistas. Veremos que nos dicen las encuestas a partir de ahora.
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