Hace cuatro horas me
preguntaba yo hasta dónde tensaría Marruecos la cuerda con España. Hace únicamente un par me hacía eco de la
vergonzante salida de Brahim Ghali de España, con la cooperación necesaria de los poderes Ejecutivo y Judicial. Y la reacción de Marruecos no se ha hecho esperar: vuelve a
amenazar con romper relaciones diplomáticas con España por esta cuestión. La cosa está mal, muy mal. Y se puede poner
peor. Repito lo que dije hace cuatro horas: sinceramente, quiero equivocarme.
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