Estoy siguiendo la fuga de Vicky White y Casey White (sin relación familiar alguna, aunque compartan apellido, casualmente), mas por curiosidad que otra cosa, como el que ve una película, pero esta vez una película real, con el atractivo que eso pueda tener.
Yo pensaba que tenían un plan perfecto (o casi) para llegar a México y perderse en ese estado fallido, dada la enorme persecución que se desataría contra ellos. Pero no. Resulta que encontraron el coche en el que se fugaron (abandonaron el coche oficial y cogieron este coche en un centro comercial cercano a la prisión) a unas dos horas al norte, en Tennessee. Y lo que deja claro que no tenían un plan claro es que el coche tenía señales de que lo intentaron pintar de otro color con espray (como se puede ver en la foto que acompaña a este texto), todo apunta a que cuando se dieron cuenta que las autoridades estaban publicando el automovil en el que viajaban. Una auténtica chapuza, vamos.
Evidentemente ya han conseguido dar esquinazo a esa persecución durante nueve días (se fugarón el viernes de la semana pasada). Veremos por cuánto tiempos más. La historia continúa.
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